Dos bandas dirigidas por el genial Mauro Piterman deleitaron a un eximio público que presenció, como corresponde, en perfecto silencio y con gran atención la pulcra afinación que sumada a las expresiones vocales crearon una atmósfera sonora muy bella.
Fueron dos horas de encanto para los ilustres oídos de los presentes que esperamos volver a agasajar prontamente.
Les dejamos las fotos de la actividad.
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