Octubre | En Sintonía

Contenido

7/10 de 15 a 19 h

Esta exposición se denomina “En Sintonía”, donde hemos organizado un conjunto de obras que se puedan leer como un bloque de sensibilidad pictórica.
Las obras de arte no son meros objetos, sino diálogos vivientes, una especie de tercera realidad distinta de lo que solemos entender por sujeto y objeto y que los engloba a ambos.
Por eso bien decimos que el arte no se concibe sin el hombre –creador y espectador– y el hombre no se logra sin el arte y demás formas de trascendencia.
El poder sugestivo de las obras de arte son las que remiten a mundos de realidades profundas, valiosas, que sólo se revelan a través de una experiencia rigurosamente personal, no es traducible exhaustivamente en palabras.
La descripción de una obra de arte sólo sirve para poner al lector en presencia de realidades que se dan de manera personal a quienes las contemplan.
El Arte ya no consiste en imitar lo visible, sino que puede trabajar con los silencios, con el vacio como material.
Deberíamos mencionar a Kazimir Malevich como precursor tanto teórico como practico en su elogio a la supremacía de la nada y su intensión de expresar el universo sin la representación de objetos o figuración.
Los espacios de silencio son partes de la obra donde el espectador puede meditar, relajarse de la Sobre estimulación visual en la que vive y comenzar a fijarse en aspectos que antes pasaban desapercibidos.
El significado esencial del silencio es la perdida de atención, el silencio no es acústico, es el abandono de la intención de oír.
Podemos analizar también como Rothko no se permitía en sus obras el menor ingrediente de espectacularidad, tal vez por ello le preocupaba que el silencio elocuente y transitivo fuese un silencio opaco, cerrado sobre sí mismo.
Como nos enseña Tulio Sagastizabal, justo cuando el ojo se acostumbra a la reiteración, una variante en el tamaño, en el tono o en la forma lo pondrá al espectador de nuevo en vilo, obligándonos a estar presente, atentos a los cambios, abiertos a lo que nos ofrece.
Es por ello que la pintura requiere de la complicidad de quien la observa para advertir la huella del pincel del artista al aplicar cada tono, como rastros de pequeños apasionamientos.

Tenemos en esta muestra las obras de 8 artistas jóvenes que han investigado y se adentraron en el concepto del silencio y la no figuración.

Ellas son Sandra Ciccioli, María Rosa Diniro, Luciana Pía Faccini, Liliana Gonzales, Sibila Gowland, Stella Quinteros, María Ana Tarrio y Natacha Téllez

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Fotos: Lucia Leibgorin

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