LA TRAICIÓN DE PERÓN es la historia de una historia.
Una novela irreverente. Un nuevo texto de Ignacio González Janzen (Buenos Aires, 1945), escritor y psicoterapeuta argentino, autor de una veintena de libros entre los que destacó “La Triple A”, excelente radiografía de la extrema derecha y la violencia parapolicial.
Durante 40 años fue periodista. Incansable viajero, recorrió Asia, Africa, Oriente Medio y América Latina. De joven militó en la Juventud Peronista y Montoneros, y trabajó en el diario “Noticias” junto a Walsh, Urondo, Gelman, Haberguer y otros luchadores sociales. Fue detenido en diversas oportunidades y procesado por luchar contra la dictaduras. Pariente del general chileno Marmaduque Grove (fundador del Partido Socialista chileno), vivió tres años exilado en Santiago trabajando para el gobierno de Salvador Allende.
Ex director de diarios, revistas y radioemisoras, fue galardonado, entre otros, con el Premio Latinoamericano de Periodismo “José Martí”, por un jurado continental presidido por el escritor Rogelio García Lupo. Como Jefe de Información de Radio Educación (SEP) compartió el Premio Nacional de Periodismo de México. Por su prédica en favor de la Soberanía de los Pueblos y la tolerancia cultural, ha sido condecorado con la más alta presea que otorga la República de Vietnam. Su obra está inspirada en la rebelión de la conciencia.
RESEÑA
Un teniente Juan Domingo Perón burlón, ocurrente y seductor, se hizo amigo muchos años atrás de un seminarista de Santa Fe, que admiraba al campeón militar de esgrima. Domingo Massolo era un joven irreverente, impenitente, que fue a dar al Seminario por no poder ingresar al Colegio Militar. Incluso, en más de una oportunidad, se hacen pasar el uno por el otro para vivir una aventura o cumplir una misión secreta, en las que el cura llevó en la botamanga una pastilla de cianuro para no dejarse atrapar vivo.
Esta es una versión insólita de una historia profana: la historia de una historia, que para bien o para mal cayó en manos de un apóstata. Lo que comienza con un alegre par de relapsos, que se rebelan a las ortodoxias, concluye en una muerte en que la amistad se enfrenta con la prepotencia del poder. La amistad y la lealtad estallan granizados como un enorme cristal. La hermandad desaparece. Mientras Massolo sigue siendo un modesto capellán, su amigo es el presidente de la República. Los juegos del rey no tienen reglas.
En esta novela, el autor se infiltra en algunos archivos que Perón mandó a incinerar poco antes del golpe de septiembre de 1955, pero que sobrevivieron ocultos por los agentes de los servicios secretos que los robaron para venderlos. Documentos, apuntes y manuscritos, indican que Massolo fue auxiliar y confidente del general durante tres décadas. El cura fue algo así como un asistente privado, y cumplió con instrucciones desopilantes que se le ocurrían a su jefe y amigo, con la absoluta confianza de que nunca sería traicionado por él.
«Mientras yo cumpla con Perón él siempre será como mi hermano mayor», creía este capellán al que el general llamaba «mi primo sardo», por el modesto origen sardo de sus familias. Amistad que se fortaleció entre ellos durante su juventud en Paraná y Santa Fe, sus andanzas en los campos de batalla del Chaco paraguayo y los llanos bolivianos, varias misiones de espionaje, alegres fiestas en la Italia fascista, y aventuras que sorprendían por su diversidad, hasta que una muerte los separó.